El modelito de la señora Ministra
Mamá, de mayor quiero ser Ministra modelo!!!
Con esas palabras, mi sobrina Marta, me dejó helado. Por no decir algo preocupado. Y todo ello, por lo que una revista de ámbito femenino feminista cursi ha hecho: hacer posar a las Ministras de mi gobierno como si de modelos de pasarela se trataran.
Casi nada. Por lo visto, aquella mañana las ministras de mi gobierno no tenían otros asuntos más importantes que resolver, que posar para la revista Vogue para lucir el palmito y soltar unas cuantas lindezas para ya rematarme del todo y dejarme en cuadro. ¡Esto ya me parece el colmo de los colmos!
En este país hay unos problemas del carajo y no tiene otra cosa que hacer más que posar y lucir el palmito, la faja y el refajo unas señoras que aunque tampoco son carcamales, resultan que en sus manos tienen, la responsabilidad de dar soluciones inmediatas a un montón de problemas que están ahí, al cabo de la calle, y que no admiten demora ni un minuto... pero no, nada de eso, pueden permitirse el lujo de poder posar porte y figura, porque necesitan demostrar que son mujeres, mujeres que han logrado el éxito personal y profesional y ... que como toda mujer, necesitan reivindicarlo a los cuatro vientos porque reúnen todo lo mejor de la condición femenina.
Solo con leer su artículo, me entró una descomposición estomacal que me hizo vomitar los espaguetis que con tanto mimo me hice para mi. Lo que sí me quedó muy claro es que para ellas, la igualdad empieza por pisar el cráneo a los hombres, y así parece entenderlo mi presidente del gobierno, pues aun en tal caso la Ley contra la Violencia de Género la van a llevar adelante pese a que ya grandes mentes pensadoras (incluidas mujeres de reconocido prestigio e idéntica posición que las Ministras) ya les han dicho por activa y por pasiva que eso es meter la pata hasta el fondo.
¿No es más sensato, ponerse a pensar el problema y a buscarle una solución razonable que evite los abusos y la picaresca y no pasarse toda una mañana a ponerse modelitos para lucir el palmito? Para demostrar que se está en un sitio por algo, hay que demostralo día a día, trabajando, como yo mismo hago todos los días menos en mis vacaciones y no luciendo palmito, que la violencia doméstica no se arregla saliendo en una revista de muy dudosa ralea, que por mucha moda que muestre, sus artículos y su temática, en general, es para cogerlos con pinzas; pues como decía mi prima Nieves: estos de Vogue nos tratan como si fuéramos tonas o subnormales reprimidas. Y es que Vogue siempre ha sido, desde mi punto de vista personal, uno de los voceros del feminismo trasnochado y pasado de vueltas. Prueben a leer uno de sus sesudos artículos. No tiene desperdicio por la dudosa fiabilidad que sus estudios tienen. Me recuerda lo que Ana Archer le dijo a Harrison Ford en la película 7 días y 7noches: nos inventamos esos estudios para vender más. Así pasa y así nos va... una pena.
Con esas palabras, mi sobrina Marta, me dejó helado. Por no decir algo preocupado. Y todo ello, por lo que una revista de ámbito femenino feminista cursi ha hecho: hacer posar a las Ministras de mi gobierno como si de modelos de pasarela se trataran.
Casi nada. Por lo visto, aquella mañana las ministras de mi gobierno no tenían otros asuntos más importantes que resolver, que posar para la revista Vogue para lucir el palmito y soltar unas cuantas lindezas para ya rematarme del todo y dejarme en cuadro. ¡Esto ya me parece el colmo de los colmos!
En este país hay unos problemas del carajo y no tiene otra cosa que hacer más que posar y lucir el palmito, la faja y el refajo unas señoras que aunque tampoco son carcamales, resultan que en sus manos tienen, la responsabilidad de dar soluciones inmediatas a un montón de problemas que están ahí, al cabo de la calle, y que no admiten demora ni un minuto... pero no, nada de eso, pueden permitirse el lujo de poder posar porte y figura, porque necesitan demostrar que son mujeres, mujeres que han logrado el éxito personal y profesional y ... que como toda mujer, necesitan reivindicarlo a los cuatro vientos porque reúnen todo lo mejor de la condición femenina.
Solo con leer su artículo, me entró una descomposición estomacal que me hizo vomitar los espaguetis que con tanto mimo me hice para mi. Lo que sí me quedó muy claro es que para ellas, la igualdad empieza por pisar el cráneo a los hombres, y así parece entenderlo mi presidente del gobierno, pues aun en tal caso la Ley contra la Violencia de Género la van a llevar adelante pese a que ya grandes mentes pensadoras (incluidas mujeres de reconocido prestigio e idéntica posición que las Ministras) ya les han dicho por activa y por pasiva que eso es meter la pata hasta el fondo.
¿No es más sensato, ponerse a pensar el problema y a buscarle una solución razonable que evite los abusos y la picaresca y no pasarse toda una mañana a ponerse modelitos para lucir el palmito? Para demostrar que se está en un sitio por algo, hay que demostralo día a día, trabajando, como yo mismo hago todos los días menos en mis vacaciones y no luciendo palmito, que la violencia doméstica no se arregla saliendo en una revista de muy dudosa ralea, que por mucha moda que muestre, sus artículos y su temática, en general, es para cogerlos con pinzas; pues como decía mi prima Nieves: estos de Vogue nos tratan como si fuéramos tonas o subnormales reprimidas. Y es que Vogue siempre ha sido, desde mi punto de vista personal, uno de los voceros del feminismo trasnochado y pasado de vueltas. Prueben a leer uno de sus sesudos artículos. No tiene desperdicio por la dudosa fiabilidad que sus estudios tienen. Me recuerda lo que Ana Archer le dijo a Harrison Ford en la película 7 días y 7noches: nos inventamos esos estudios para vender más. Así pasa y así nos va... una pena.
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